Autor: Barrett, Iván J.
La Iglesia del Primogénito es la iglesia celestial de Cristo y sus
miembros son seres exaltados los cuales han ganado una herencia en el
cielo (grado) más alto del mundo celestial y para quienes la familia
continúa en la eternidad.
En las escrituras Jesucristo es llamado el Primogénito. Él era el
hijo espiritual primogénito de Dios el Padre en la existencia premortal y
fue en el principio con Dios (Juan 1:1-5, 14). Cristo se convirtió en
el Primogénito de entre los muertos, la primera persona resucitada “para
que en todo tenga la preeminencia,” (Colosenses 1:18; Hechos 26:23; 1
Corintios 15:23;. Apocalipsis 1:5) . A pesar de que los primeros
principios y ordenanzas, incluyendo el bautismo en agua y la recepción
del Espíritu Santo, constituyen la puerta en la Iglesia terrenal de
Jesucristo, las ordenanzas más altas del sacerdocio constituyen la
puerta en la Iglesia del Primogénito. Para asegurar las bendiciones que
pertenecen a la Iglesia del Primogénito, uno tiene que obedecer el
evangelio desde el corazón, recibir todas las ordenanzas que pertenecen a
la casa del Señor, y estar sellados por el Espíritu Santo de la promesa
en el Reino Celestial de Dios (DyC 76:67, 71, 94, 77:11, 78:21,
88:1-5).
Revelaciones dadas al profeta José Smith complementen a las del Nuevo
Testamento para indicar que la Iglesia del Primogénito está formado por
aquellos que tienen la herencia del Primogenito y que se convierten en
coherederos con Cristo en recibir todo los que el Padre tiene (Romanos
8:14 -17; D. y C. 84:33-38; ver Herederos: Los herederos de Dios). El
Señor dijo: “Porque si guardáis mis mandamientos, recibiréis de su
plenitud y seréis glorificados en mí como yo lo soy en el Padre … yo
soy el Primogénito … y todos los que por medio de mí son engendrados,
son partícipes de esa gloria, y son la iglesia del Primogénito” (DyC
93:20-22). La Iglesia del Primogénito es el orden divino patriarcal en
su forma eterna. La construcción del orden familiar del sacerdocio en
esta tierra mediante la recepción de sellamientos en el templo es una
preparación y fundación de esta bendición en la eternidad (véase el
Evangelio de Abraham).
Cuando las personas han sido fieles en todas las cosas ordenadas por
el Señor, es su privilegio el recibir los convenios y obligaciones que
les permitiran ser herederos de Dios como miembros de la Iglesia del
Primogénito. Ellos son “sellados por el Santo Espíritu de la promesa” y
son “aquellos en cuyas manos el Padre ha entregado todas las cosas” (DyC
76:51-55). Ellos serán sacerdotes y sacerdotisas, reyes y reinas,
recibiendo la gloria del Padre y que tienen la plenitud del
conocimiento, sabiduría, poder y dominio (DyC 76:56-62; cf 107:19.). En
la segunda venida de Jesucristo, la “asamblea general de la Iglesia del
Primogénito” descenderá junto a él (Hebreos 12:22-23; TJS Génesis 9:23;
D. y C. 76:54, 63).
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